Encontrados 25 resultados para: librar

  • Desde que me presenté ante el Faraón para hablarle en tu nombre, él no ha cesado de maltratar a este pueblo, y tú no haces nada para librar a tu pueblo". (Exodo 5, 23)

  • Si unos hombres se pelean, y la mujer de uno de ellos, para librar a su marido de los golpes del otro, extiende la mano y lo toma por las partes genitales, (Deuteronomio 25, 11)

  • No se aparten siguiendo a dioses falsos, que ni ayudan ni pueden librar, porque no son nada. (I Samuel 12, 21)

  • si él se enfurece y te dice: ‘¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad para librar combate? ¿No sabían que arrojan proyectiles desde lo alto de la muralla? (II Samuel 11, 20)

  • Al año siguiente, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para librar batalla contra Israel. (I Reyes 20, 26)

  • Apenas el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo: "¿Acaso yo soy Dios, capaz de hacer morir y vivir, para que este me mande librar a un hombre de su enfermedad? Fíjense bien y verán que él está buscando un pretexto contra mí". (II Reyes 5, 7)

  • Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar? (II Reyes 19, 11)

  • Entre todos los dioses de esas naciones que mis padres consagraron al exterminio, ¿hubo alguno capaz de librar a su pueblo de mis manos? ¡Tampoco su dios podrá entonces librarlos a ustedes! (II Crónicas 32, 14)

  • Senaquerib escribió una carta para ultrajar al Señor, el Dios de Israel, y desafiarlo en estos términos: "Así como en los otros países los dioses de las naciones no han podido librar a sus pueblos, tampoco podrá el dios de Ezequías librar a su pueblo de mis manos". (II Crónicas 32, 17)

  • aún sabiendo que no soy culpable y que nadie puede librar de tu mano? (Job 10, 7)

  • para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. (Salmos 33, 19)

  • dando así libre curso a su furor; no los quiso librar de la muerte, hizo que la peste acabara con sus vidas. (Salmos 78, 50)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina