Encontrados 15 resultados para: homenaje

  • Que los pueblos te sirvan y las naciones te rindan homenaje. Tú serás el señor de tus hermanos, y los hijos de tu madre se inclinarán ante ti. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga". (Génesis 27, 29)

  • No harán ningún trabajo servil y presentarán una ofrenda que se quema en homenaje al Señor. (Levítico 23, 25)

  • No obres de esa manera con el Señor, tu Dios. Porque él considera abominable y detesta todo lo que ellas hacen para honrar a sus dioses, ya que llegan incluso a quemar a sus hijos y a sus hijas en homenaje a esos dioses. (Deuteronomio 12, 31)

  • Ustedes son hijos del Señor, su Dios. No se hagan incisiones ni se rapen el cabello sobre la frente en homenaje a un muerto. (Deuteronomio 14, 1)

  • La remisión consiste en lo siguiente: Todo acreedor condonará a su prójimo el préstamo que le haya concedido. No hará ninguna demanda a su prójimo -es decir, a su hermano- porque se ha proclamado una remisión en homenaje al Señor. (Deuteronomio 15, 2)

  • Josué dijo a Acán: "Hijo mío, da gloria al Señor, el Dios de Israel, y tribútale homenaje. Dime lo que has hecho, sin ocultarme nada". (Josué 7, 19)

  • Judit dedicó todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le había obsequiado, y consagró en homenaje a Dios el cortinado que ella misma había arrancado de su lecho. (Judit 16, 19)

  • temblando, ríndanle homenaje, no sea que se irrite y vayan a la ruina, porque su enojo se enciende en un instante. ¡Felices los que se refugian en él! (Salmos 2, 12)

  • que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones. (Salmos 72, 11)

  • ¿Quién alabará al Altísimo en el Abismo, si los vivientes no le rinden homenaje? (Eclesiástico 17, 27)

  • Todo hombre prudente conoce la sabiduría y rinde homenaje al que la encuentra. (Eclesiástico 18, 28)

  • En todas sus obras rindió homenaje al Santo Altísimo, con palabras de gloria; cantó himnos de todo corazón, mostrando su amor por su Creador. (Eclesiástico 47, 8)


“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina