Encontrados 34 resultados para: destruir
Dios dijo a Noé: "He decidido acabar con todos los mortales, porque la tierra se ha llenado de violencia a causa de ellos. Por eso los voy a destruir junto con la tierra. (Génesis 6, 13)
Yo voy a enviar a la tierra las aguas del Diluvio, para destruir completamente a todos los seres que tienen un aliento de vida: todo lo que hay en la tierra perecerá. (Génesis 6, 17)
me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales. (Génesis 9, 15)
Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?". "No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco", respondió el Señor. (Génesis 18, 28)
porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo". (Génesis 19, 13)
Entonces Lot salió para comunicar la noticia a sus yernos, los que iban a casarse con sus hijas. "¡Pronto!, les dijo, abandonen este lugar, porque el Señor va a destruir la ciudad". Pero sus yernos pensaron que estaba bromeando. (Génesis 19, 14)
Podrás destruir y cortar, en cambio, los árboles que sepas que no dan ningún fruto, a fin de construir máquinas de asedio contra la ciudad que te oponga resistencia, hasta que logres someterla. (Deuteronomio 20, 20)
Luego dijo: "Señor, Dios de Israel, tu servidor ha oído que Saúl intenta venir a Queilá, para destruir la ciudad por causa mía. (I Samuel 23, 10)
Nosotros somos de lo más pacífico y leal en Israel. ¡Y tú pretendes destruir una ciudad que es madre en Israel! ¿Por qué quieres aniquilar la herencia del Señor?". (II Samuel 20, 19)
Pero Joab respondió: "¡Lejos de mí destruir y arruinar! (II Samuel 20, 20)
Pero el Señor no quiso destruir a Judá, a causa de su servidor David, según la promesa que le había hecho de darles a él y a sus hijos una lámpara para siempre. (II Reyes 8, 19)
Pero el Señor no quiso destruir a la casa de David, en razón de la alianza que había concluido con él, y de la promesa que le había hecho de darles, a él y a sus hijos, una lámpara para siempre. (II Crónicas 21, 7)