Encontrados 58 resultados para: corazones
Por eso, circunciden sus corazones y no persistan en su obstinación, (Deuteronomio 10, 16)
Pero tengan cuidado, no sea que sus corazones se dejen seducir, y ustedes se extravíen, sirviendo a otros dioses y postrándose delante de ellos. (Deuteronomio 11, 16)
"Entonces dejen de lado los dioses extraños que hay en medio de ustedes, e inclinen sus corazones al Señor, el Dios de Israel". (Josué 24, 23)
Samuel dijo entonces a toda la casa de Israel: "Si ustedes se vuelven al Señor de todo corazón, dejen de lado a los dioses extraños y a las Astartés que hay en medio de ustedes; dirijan sus corazones hacia el Señor y sírvanlo sólo a él. Así el Señor los librará del poder de los filisteos". (I Samuel 7, 3)
Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvelo con un corazón íntegro y con ánimo generoso, porque el Señor sondea todos los corazones y penetra hasta el fondo de todos los pensamientos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre. (I Crónicas 28, 9)
Pero fue sobre todo en Judá donde la mano del Señor movió los corazones para que se cumpliera unánimemente la orden del rey y de los jefes, conforme a la palabra del Señor. (II Crónicas 30, 12)
así como a ellos los purificó para probar sus corazones, de la misma manera, nosotros no somos castigados por él, sino que el Señor golpea a los que están cerca de él, para que eso les sirva de advertencia". (Judit 8, 27)
¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. (Salmos 7, 10)
los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan para siempre! (Salmos 22, 27)
tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo comida a su antojo. (Salmos 78, 18)
Entre otras recomendaciones similares, los exhortaba una y otra vea a que no apartaran la Ley de sus corazones. (II Macabeos 2, 3)
Reconfortados con estas bellísimas palabras de Judas, capaces de llevar al heroísmo y de robustecer los corazones juveniles, todos decidieron no quedarse a la defensiva, sino lanzarse valerosamente a la ofensiva, y decidir la situación luchando con la mayor valentía, porque estaban en peligro la Ciudad, las instituciones sagradas y el Santuario. (II Macabeos 15, 17)