Encontrados 13 resultados para: cebados

  • Ve al corral y tráeme de allí dos cabritos bien cebados. Yo prepararé con ellos una buena comida para tu padre, de esas que le agradan a él, (Génesis 27, 9)

  • Pero Saúl y el pueblo perdonaron la vida a Agag y a lo mejor del ganado mayor y menor, a los animales cebados, a los corderos y a todo lo que había de bueno, y no quisieron consagrarlos al exterminio. Exterminaron, en cambio, todo lo que era despreciable y sin valor. (I Samuel 15, 9)

  • Un día, Adonías sacrificó ovejas, bueyes y terneros cebados junto a la Piedra de Zojélet, que está al lado de la fuente de Roguel, e invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá que estaban al servicio del rey; (I Reyes 1, 9)

  • Él ha sacrificado una gran cantidad de bueyes, de terneros cebados y de corderos, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Ebiatar, y a Joab, el jefe del ejército. Pero no ha invitado a tu hijo Salomón. (I Reyes 1, 19)

  • Porque hoy bajó a sacrificar una gran cantidad de bueyes, de terneros cebados y de corderos, e invitó a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y al sacerdote Ebiatar. Ahora están comiendo y bebiendo delante de él, y lo han aclamado: ¡Viva el rey Adonías! (I Reyes 1, 25)

  • diez bueyes cebados, veinte bueyes de pastoreo y cien reses de ganado menor, sin contar los ciervos, las gacelas, los antílopes y las aves de corral. (I Reyes 5, 3)

  • Te ofreceré en holocausto animales cebados, junto con el humo de carneros; te sacrificaré bueyes y cabras. Pausa (Salmos 66, 15)

  • ¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales cebados; no quiero más sangre de toros, corderos y chivos. (Isaías 1, 11)

  • Caen los búfalos con los terneros cebados, los novillos con los toros: su tierra se abreva con sangre, su suelo se impregna de grasa. (Isaías 34, 7)

  • Son caballos bien cebados y fogosos, cada uno relincha por la mujer de su vecino. (Jeremías 5, 8)

  • Hasta sus mercenarios, en medio de ella, eran como terneros cebados; pero ellos también retroceden, huyen todos juntos, no resisten. Porque les llega el día de su ruina, el tiempo en que tendrán que dar cuenta. (Jeremías 46, 21)

  • como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en ti. (Daniel 3, 40)


“Invoquemos sempre o auxílio de Nossa Senhora.” São Padre Pio de Pietrelcina