Encontrados 16 resultados para: castiga

  • Él mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación". (Exodo 34, 7)

  • ‘El Señor es lento para enojarse y está lleno de misericordia. Él tolera la maldad y la rebeldía, pero no las deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos hasta la cuarta generación’. (Números 14, 18)

  • Bendice, Señor, su valor y acepta la obra de sus manos. Castiga las espaldas de sus agresores y que sus enemigos no se levanten más". (Deuteronomio 33, 11)

  • escucha tú desde el cielo, actúa y juzga a tus servidores: castiga al culpable, dándole su merecido, y absuelve al inocente, tratándolo según su justicia. (II Crónicas 6, 23)

  • Porque él castiga y tiene compasión, hace bajar hasta el Abismo y hace subir de la gran Perdición, sin que nadie escape de su mano. (Tobías 13, 2)

  • Él los castiga por sus iniquidades, pero tendrá compasión de todos ustedes, y los congregará de entre todas las naciones por donde han sido dispersados. (Tobías 13, 5)

  • Los conjuramos por el cielo y por la tierra, y también por nuestro Dios y Señor de nuestros padres, que nos castiga por nuestros pecados y por las transgresiones de nuestros antepasados; hagan hoy mismo lo que les decimos". (Judit 7, 28)

  • castiga al esclavo junto con su jefe y al jefe junto con su esclavo. ¡Abate su soberbia por la mano de una mujer! (Judit 9, 10)

  • Y ahora, porque su enojo no castiga y él no tiene muy en cuenta las rebeldías, (Job 35, 15)

  • ¡Quiebra el brazo del malvado y del impío, castiga su malicia y no subsistirá! (Salmos 10, 15)

  • Amen al Señor, todos sus fieles, porque él protege a los que son leales y castiga con severidad a los soberbios. (Salmos 31, 24)

  • Castiga a los que nos oprimen y nos ultrajan con arrogancia. (II Macabeos 1, 28)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina