Encontrados 17 resultados para: amonita

  • El amonita y el moabita no serán jamás admitidos en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. (Deuteronomio 23, 4)

  • Cerca de un mes más tarde, Najás, el amonita, subió contra Iabés en Galaad y la sitió. Todos los hombres de Iabés dijeron a Najás: "Pacta con nosotros y te serviremos". (I Samuel 11, 1)

  • Pero Najás, el amonita, les respondió: "Pactaré con ustedes a condición de arrancarles a cada uno el ojo derecho, e infligir así un oprobio a todo Israel". (I Samuel 11, 2)

  • Sélec, el amonita; Najrai, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Seruiá; (II Samuel 23, 37)

  • Roboám, hijo de Salomón, reinó en Judá. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido el Señor entre todas las tribus de Israel para poner allí su Nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (I Reyes 14, 21)

  • Roboám se fue a descansar con sus padres, y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. Su hijo Abiám reinó en lugar de él. (I Reyes 14, 31)

  • Seléc, el amonita; Najrai, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Seruiá; (I Crónicas 11, 39)

  • El rey Roboám se reafirmó en Jerusalén y siguió reinando. Roboám tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor eligió entre todas las tribus de Israel para poner su Nombre en ella. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (II Crónicas 12, 13)

  • Los conjurados fueron Zabad, hijo de Simat, la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit, la moabita. (II Crónicas 24, 26)

  • Pero cuando Sambalat, el joronita, y Tobías, el esclavo amonita, se enteraron de mi llegada, se disgustaron mucho de que alguien viniera a prestar ayuda a los israelitas. (Nehemías 2, 10)

  • Cuando Sambalat, el joronita, Tobías, el esclavo amonita, y Guésem, el árabe, se enteraron de esto, se burlaron de nosotros y nos despreciaron, diciendo: "¿Qué están haciendo? ¿Se van a rebelar contra el rey?". (Nehemías 2, 19)

  • Y Tobías, el amonita, que estaba a su lado, añadió: "¡Déjalos que construyan! ¡Bastará que suba un zorro para hacer que se desmoronen sus murallas de piedra!". (Nehemías 3, 35)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina