Encontrados 10 resultados para: alabar

  • Tenían que presentarse cada mañana y cada tarde, para dar gracias y alabar al Señor. (I Crónicas 23, 30)

  • De Iedutún: los hijos de Iedutún, a saber, Guedalías, Serí, Isaías, Jasabías, Matitías y Simei: seis en total. Estos estaban bajo la dirección de su padre Iedutún, el cual profetizaba al son de la cítara para celebrar y alabar al Señor. (I Crónicas 25, 3)

  • Los que tocaban las trompetas y los cantores hacían oír sus voces al unísono, para alabar y celebrar al Señor. Y cuando ellos elevaban la voz al son de las trompetas, de los címbalos y de los instrumentos musicales, para alabar al Señor "porque es bueno, porque es eterno su amor", una nube llenó el Templo, la Casa del Señor, (II Crónicas 5, 13)

  • Y los levitas del grupo de los descendientes de Quehat y de los descendientes de Coré se levantaron para alabar en alta voz al Señor, el Dios de Israel. (II Crónicas 20, 19)

  • Una vez que los constructores pusieron los cimientos del Templo del Señor, se presentaron los sacerdotes, revestidos y con trompetas, y también los levitas, hijos de Asaf, con sus címbalos, para alabar al Señor, según lo establecido por David, rey de Israel. (Esdras 3, 10)

  • el muerto, el que ya no existe, deja de alabarlo: el que está vivo y sano debe alabar al Señor. (Eclesiástico 17, 28)

  • Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. (Lucas 1, 64)

  • Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. (Lucas 19, 37)

  • Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. (Hechos 3, 9)

  • ¿Acaso no tienen sus casas para comer y beber? ¿O tan poco aprecio tienen a la Iglesia de Dios, que quieren hacer pasar vergüenza a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Los voy a alabar? En esto, no puedo alabarlos. (I Corintios 11, 22)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina