Encontrados 14 resultados para: Susana

  • Él se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy hermosa y temía a Dios, (Daniel 13, 2)

  • Hacia el mediodía, cuando todos ya se habían retirado, Susana iba a pasearse por el jardín de su esposo. (Daniel 13, 7)

  • pero ambos volvieron sobre sus pasos y se encontraron frente a frente. Obligados a darse una explicación, ambos confesaron su pasión y se pusieron de acuerdo para buscar el momento en que pudieran sorprender a solas a Susana. (Daniel 13, 14)

  • Una vez, mientras ellos aguardaban una ocasión favorable, Susana entró como en los días anteriores, acompañada solamente por dos jóvenes servidoras, y como hacía calor, quiso bañarse en el jardín. (Daniel 13, 15)

  • Las servidoras obedecieron, cerraron la puerta del jardín y salieron por la puerta lateral para ir a buscar lo que Susana les había ordenado, sin saber que los ancianos estaban escondidos. (Daniel 13, 18)

  • Susana gimió profundamente y dijo: "No tengo salida: si consiento me espera la muerte, si me resisto no escaparé de las manos de ustedes. (Daniel 13, 22)

  • Susana gritó con todas sus fuerzas; los dos ancianos también se pusieron a gritar contra ella, (Daniel 13, 24)

  • y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. (Daniel 13, 27)

  • Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. (Daniel 13, 28)

  • Ellos dijeron en presencia del pueblo: "Manden a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín". Fueron a buscarla, (Daniel 13, 29)

  • Susana era una mujer muy delicada y de gran hermosura, (Daniel 13, 31)

  • pero ella no quiso decirlo. De todos esto somos testigos". La asamblea les creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte. (Daniel 13, 41)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina