Encontrados 23 resultados para: Susa

  • Siquelag, Bet Ha Marcabot, Jasar Susá, (Josué 19, 5)

  • "Rejúm, el gobernador, Simsai, el secretario, y sus demás colegas; los jueces y los legados, funcionarios persas; la gente de Uruc, de Babilonia y de Susa -es decir, los elamitas- (Esdras 4, 9)

  • Palabras de Nehemías, hijo de Jacalías. En el mes de Quisleu, el vigésimo año de Artajerjes, mientras yo estaba en Susa, la ciudadela, (Nehemías 1, 1)

  • En aquellos días, mientras el rey Asuero tenía instalado su trono real en la ciudadela de Susa, (Ester 1, 2)

  • Al cabo de ese tiempo, el rey ofreció un banquete de siete días, en el patio del jardín del palacio real, a toda la población que se encontraba en la ciudadela de Susa, desde el más grande al más pequeño. (Ester 1, 5)

  • Que el rey designe inspectores en todas las provincias de su reino, para que ellos reúnan en el harén de la ciudadela de Susa a todas las jóvenes vírgenes y hermosas. Se las pondrá bajo la vigilancia de Hegué, el eunuco del rey encargado de las mujeres, y se las proveerá de cremas de belleza. (Ester 2, 3)

  • En la ciudadela de Susa había un judío llamado Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semei, hijo de Quis, un benjaminita (Ester 2, 5)

  • Al publicarse la orden y el edicto del rey, y una vez que fueron reunidas muchas jóvenes en la ciudadela de Susa, bajo el cuidado de Hegué, también Ester fue llevada a la casa del rey y confiada a Hegué, el encargado de las mujeres. (Ester 2, 8)

  • De acuerdo con la orden del rey, los mensajeros partieron rápidamente, y el edicto también fue promulgado en la ciudadela de Susa. Mientras el rey y Amán comían y bebían tranquilamente, en la ciudad de Susa reinaba la consternación. (Ester 3, 15)

  • También le dio una copia del texto del decreto que se había promulgado en Susa ordenando ese exterminio. Él debía mostrárselo a Ester, informarla de todo y ordenarle que se presentara ante el rey para implorarle gracia y suplicarle en favor de su pueblo. (Ester 4, 8)

  • "Ve a reunir a todos los judíos que están en Susa, y ayunen por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, también ayunaré junto con mis servidoras. Así me presentaré al rey, por más que sea en contra de la ley. Y si es necesario que muera, moriré". (Ester 4, 16)

  • De inmediato, por orden del rey, partieron a toda velocidad los mensajeros montados en los caballos de las caballerizas reales, y el decreto fue promulgado también en la ciudadela de Susa. (Ester 8, 14)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina