Encontrados 11 resultados para: Pécaj

  • Su escudero Pécaj, hijo de Remalías, conspiró contra él y lo mató en Samaría, en la torre de la casa del rey. Con la ayuda de cincuenta galaaditas, dio muerte al rey, lo mismo que a Argob y Arié, y reinó en lugar de él. (II Reyes 15, 25)

  • El quincuagésimo segundo año de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Pécaj, hijo de Remalías, y reinó veinte años. (II Reyes 15, 27)

  • En tiempos de Pécaj, rey de Israel, llegó Tiglat Piléser, rey de Asiria, y conquistó Iyón, Abel Bet Maacá, Ianóaj, Quedes, Jasor, Galaad, la Galilea y todo el país de Neftalí; y deportó a sus habitantes a Asiria. (II Reyes 15, 29)

  • Oseas, hijo de Elá, urdió una conspiración contra Pécaj, hijo de Remalías, lo hirió de muerte y reinó en lugar de él, el vigésimo año de Jotám, hijo de Ozías. (II Reyes 15, 30)

  • El resto de los hechos de Pécaj, todo lo que él hizo, está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel. (II Reyes 15, 31)

  • El segundo año de Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, inició su reinado Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá. (II Reyes 15, 32)

  • En aquellos días, el Señor comenzó a lanzar contra Judá a Rasón, rey de Arám, y a Pécaj, hijo de Remalías. (II Reyes 15, 37)

  • El decimoséptimo año de Pécaj, hijo de Remalías, inició su reinado Ajaz, hijo de Jotám, rey de Judá. (II Reyes 16, 1)

  • Entonces Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a combatir contra Jerusalén. Asediaron a Ajaz, pero no pudieron entrar en combate. (II Reyes 16, 5)

  • Pécaj, hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil hombres valientes de Judá, porque habían abandonado al Señor, el Dios de sus padres. (II Crónicas 28, 6)

  • En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar. (Isaías 7, 1)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina