Encontrados 83 resultados para: vamos

  • Caín dijo después a su hermano Abel: «Vamos al campo.» Y como estaban en el campo, Caín se lanzó contra su hermano Abel y lo mató. (Génesis 4, 8)

  • Entonces se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos y cocerlos al fuego.» El ladrillo reemplazó la piedra y el alquitrán les sirvió de mezcla. (Génesis 11, 3)

  • Vamos a destruir esta ciudad, pues son enormes las quejas en su contra que han llegado hasta Yavé, y él nos ha enviado a destruirla.» (Génesis 19, 13)

  • Entonces dijo a los muchachos: «Quédense aquí con el burro. El niño y yo nos vamos allá arriba a adorar, y luego volveremos donde ustedes.» (Génesis 22, 5)

  • «Vamos -dijo después Esaú-, pongámonos en marcha, que yo iré delante de ti.» (Génesis 33, 12)

  • Este es el momento: matémoslo y echémoslo en un pozo cualquiera, y diremos que algún animal feroz lo devoró. ¡Ahí vamos a ver en qué quedan sus sueños!» (Génesis 37, 20)

  • La mujer lo agarró de la ropa diciendo: «Vamos, acuéstate conmigo.» Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió afuera corriendo. (Génesis 39, 12)

  • Y le contestaron: «Los dos hemos tenido un sueño y nos falta quien lo interprete.» José les dijo: «¿No es Dios quien da el interpretar los sueños? Vamos, cuéntenme lo que soñaron.» (Génesis 40, 8)

  • Porque cualquiera que se acerque a la Morada de Yave muere. ¿Vamos pues a perecer todos así? (Números 17, 28)

  • Luego Moisés y Aarón reunieron a la comunidad frente a la roca y Moisés dijo: "¡Oigan, pues, rebeldes! ¿Así que nosotros vamos a hacer brotar para ustedes agua de esta roca?" (Números 20, 10)

  • Entonces se acercaron a Moisés y le dijeron: «Vamos a construir aquí corrales para nuestras ovejas y ciudades para nuestros niños. (Números 32, 16)

  • pero nosotros vamos a morir si nos quedamos escuchando la voz de Yavé, nuestro Dios, pues nos va a consumir este fuego terrible (Deuteronomio 5, 25)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina