Encontrados 18 resultados para: suertes

  • Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos, uno para Yavé y otro para Azazel. (Levítico 16, 8)

  • Lo repartirán entre las familias, echando suertes. A los más numerosos darán una parte mayor de la herencia, y a los menos numerosos, una parte menor. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Harán el reparto por tribus paternas. (Números 33, 54)

  • «Yavé te mandó que dieras la tierra en herencia por suertes a los hijos de Israel y recibiste orden de Yavé de dar la herencia de Selofjad, nuestro hermano, a sus hijas. (Números 36, 2)

  • Los exploradores estaban listos para salir cuando Josué les dijo: «Vayan y recorran la tierra y tomen nota de todo; luego vuelvan a mí a este lugar, y echaré suertes delante de Yavé en Silo.» (Josué 18, 8)

  • Esto es lo que hemos de hacer con la gente de Guibea. Echaremos suertes (Jueces 20, 9)

  • Los repartieron por suertes a unos y otros; porque había jefes sagrados y jefes divinos, tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar; (1 Crónicas 24, 5)

  • Semaías, hijo de Natanael, escriba, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en presencia del sacerdote Sadoc, de Ajimelec, hijo de Abiatar, y de los jefes de familias sacerdotales y levíticas. Se sacaba a suertes: una vez para Itamar y dos veces para Eleazar. (1 Crónicas 24, 6)

  • Echaron a suertes el turno del servicio de todos, tanto del pequeño como del grande, del maestro como del discípulo. (1 Crónicas 25, 8)

  • Echaron suertes para cada puerta, sobre pequeños y grandes según sus casas paternas. (1 Crónicas 26, 13)

  • Para la puerta oriental la suerte cayó sobre Selemías. Después echaron suertes para la puerta del norte, la cual le tocó a su hijo Zacarías, que era un prudente consejero. (1 Crónicas 26, 14)

  • Entre sacerdotes, levitas y gente del pueblo hemos echado a suertes la ofrenda de leña que cada familia por turno debe traer cada año a la Casa de Yavé, para mantener el fuego en el altar de Yavé, nuestro Dios, según está escrito en la Ley. (Nehemías 10, 35)

  • Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que, de cada diez hombres, uno se quedara viviendo en Jerusalén, la Ciudad Santa, quedando los otros nueve en las otras ciudades. (Nehemías 11, 1)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina