Encontrados 20 resultados para: obedecido

  • Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia.» (Génesis 22, 18)

  • De lo que quedaba no he comido nada durante mi duelo, nada hay impuro en él, nada he ofrecido a los ídolos, sino que he obedecido la voz de Yavé, mi Dios, y he obrado en todo como me lo habías mandado. (Deuteronomio 26, 14)

  • Entonces vendrán sobre ti y te alcanzarán todas las bendiciones siguientes, por haber obedecido a la voz de Yavé, tu Dios: (Deuteronomio 28, 2)

  • Por no haber obedecido a la voz de Yavé, tu Dios, no quedarán más que unos pocos de ustedes, que eran tan numerosos como las estrellas del cielo. (Deuteronomio 28, 62)

  • así como hemos obedecido a Moisés, de igual forma te obedeceremos. Quiera Yavé, tu Dios, estar contigo como estuvo con Moisés. (Josué 1, 17)

  • No hubo día igual, ni antes ni después, en que Yavé haya obedecido una orden de un hombre. Es que Yavé peleaba por Israel. (Josué 10, 14)

  • y les dijo: «Todo lo que les ordenó Moisés, servidor de Yavé, lo han cumplido; también a mí me han obedecido en todo (Josué 22, 2)

  • pero ustedes no harán alianza con los cananeos, sino que destruirán sus altares." Pues bien, ustedes no han obedecido. (Jueces 2, 2)

  • Acuérdate que no has obedecido la voz de Yavé cuando te ordenó que fueras el instrumento de su venganza contra los amalecitas. Por eso Yavé te trata hoy de esta manera. (1 Samuel 28, 18)

  • La mujer se acercó a Saúl, y viéndolo en este estado le dijo: «Te he obedecido, incluso exponiendo mi vida. (1 Samuel 28, 21)

  • Le dijo, pues: «Porque no has obedecido a Yavé, un león te matará en cuanto me hayas dejado.» Y así pasó: un león le sorprendió y lo mató. (1 Reyes 20, 36)

  • Todas tus sentencias, Señor, son justas cuando decides castigar mis pecados y los de mis padres, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos obedecido sinceramente tus órdenes. (Tobías 3, 5)


“Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina