Encontrados 17 resultados para: mate

  • Yavé le dijo: «No será así: me vengaré siete veces de quien mate a Caín.» Y Yavé puso una marca a Caín para que no lo matara el que lo encontrara. (Génesis 4, 15)

  • Líbrame de las manos de mi hermano, de las manos de Esaú; no sea que que venga y mate a todos, a la madre con sus hijos. (Génesis 32, 12)

  • Pues Yavé, con su plaga, va a recorrer todo Egipto y, al ver la sangre en la entrada, pasará de largo y no permitirá que el Exterminador entre en sus casas y los mate. (Exodo 12, 23)

  • El que hiera a otro y lo mate, morirá. (Exodo 21, 12)

  • El que mate a un animal, dará otro por él, pero el que mate a una persona humana, morirá. (Levítico 24, 21)

  • Moisés dijo a los jefes de Israel: "Que cada uno mate a aquellos de sus hombres que se prostituyeron con el Baal de Fogor". (Números 25, 5)

  • No sea que el vengador de la sangre se deje llevar por la cólera, persiga al que causó la muerte, lo alcance si es muy largo el camino, y lo mate, cuando en realidad éste no es reo de muerte, ya que no odiaba anteriormente a su compañero. (Deuteronomio 19, 6)

  • Estas ciudades servirán de asilo a todo el que mate a un hombre involuntariamente; ahí podrán refugiarse para escapar a la venganza del pariente del difunto. (Josué 20, 3)

  • Entonces enviaron el Arca de Dios a Acarón, pero una vez que llegó allí, los acaronitas exclamaron: «Nos han traído el Arca del Dios de Israel para que también nos mate a todos nosotros.» (1 Samuel 5, 10)

  • David, que también había escuchado al filisteo, preguntó a los que estaban a su lado: «¿Qué es lo que darán al hombre que mate a ese filisteo y quite la afrenta a Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso que insulta así a los batallones del Dios vivo?» (1 Samuel 17, 26)

  • Y la gente repitió las mismas palabras: «Esto se dará al hombre que lo mate.» (1 Samuel 17, 27)

  • David le dijo: «Tu misma boca te ha acusado cuando dijiste: Yo maté al ungido de Yavé. (2 Samuel 1, 15)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina