Encontrados 341 resultados para: hoy

  • Dijo Dios: «Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales. (Génesis 1, 29)

  • Tú me arrojas hoy de esta tierra, y me dejas privado de tu presencia. Si he de ser un errante y de andar vagando sobre la tierra, cualquiera que me encuentre me matará.» (Génesis 4, 14)

  • La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab: éste fue el padre de los moabitas, que todavía existen hoy. (Génesis 19, 37)

  • Abrahán llamó a aquel lugar «Yavé provee». Y todavía hoy la gente dice: «En ese monte Yavé provee». (Génesis 22, 14)

  • Entonces el mayordomo oró así: «Yavé, Dios de mi patrón Abrahán, haz que me vaya bien hoy y muestra tu benevolencia para con mi patrón Abrahán. (Génesis 24, 12)

  • Así, pues, al llegar hoy a la fuente hice esta súplica: «Yavé, Dios de mi señor Abrahán, si quieres que el viaje que he emprendido tenga éxito, concédeme lo siguiente: (Génesis 24, 42)

  • El lo llamó Sebá, y de aquí viene que la ciudad se llame Bersebá hasta el día de hoy. (Génesis 26, 33)

  • Hoy voy a revisar tus rebaños y pondré aparte todos los corderos negros, y también todos los cabritos manchados y rayados, y éste será mi salario. (Génesis 30, 32)

  • los mensajeros recibieron las instrucciones siguientes: «Digan a mi señor, a Esaú, de parte de su servidor Jacob: He vivido con Labán y con él he permanecido hasta hoy. (Génesis 32, 5)

  • Por esta razón los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo, porque tocó a Jacob en la ingle, sobre el nervio del muslo. (Génesis 32, 33)

  • Jacob puso una piedra de pie sobre su tumba, es la Piedra de la Tumba de Raquel que se ve hoy todavía. (Génesis 35, 20)

  • ustedes contestarán: «Tus servidores hemos sido pastores desde nuestra niñez hasta el día de hoy, como lo fueron también nuestros padres.» Así se podrán quedar ustedes en esta tierra de Gosén, ya que los egipcios aborrecen a todos los pastores de ovejas.» (Génesis 46, 34)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina