Encontrados 10 resultados para: escrita
Por eso se ha encendido la ira de Yavé contra ese país hasta traer sobre él toda la maldición escrita en este libro. (Deuteronomio 29, 26)
La carta fue escrita en arameo y traducida. Empezaba así: (Esdras 4, 8)
del tercer mes, llamado Sivan, se reunieron todos los escribientes reales para copiar una carta enviada por Mardoqueo a los judíos, a los virreyes, a los gobernadores y a los altos funcionarios de las ciento veintisiete provincias del imperio. Las cartas iban escritas en el alfabeto de cada provincia y en el idioma de cada pueblo; así, por ejemplo, la dirigida a los judíos estaba escrita en su escritura e idioma. (Ester 8, 23)
La acusación escrita por mi adversario, estoy listo para llevarla sobre mi espalda y me la ceñiré como una corona. (Job 31, 36)
para aplicarles la sentencia escrita: eso es un honor para todos los suyos. (Salmos 149, 9)
La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos ha sido escrita por Jasón de Cirene. Relató la Purificación del templo del Altísimo, la dedicación del altar, (2 Macabeos 2, 19)
«Allí va escrita la Maldición que se extenderá por toda esta región. Según ella todos los ladrones serán echados fuera de aquí y lo mismo les ocurrirá a todos los que juran en falso. Por ahora, dice Yavé, la dejo salir de mi boca para que entre en la casa del ladrón y en la del que jura, se instale en esa casa y la demuela con sus paredes y techo.» (Zacarías 5, 4)
Pero ahora hemos muerto a lo que nos tenía aprisionados, y la Ley ya no vale para nosotros. Ya no estamos sirviendo a una ley escrita, cosa propia del pasado, sino al Espíritu: esto es lo nuevo. (Carta a los Romanos 7, 6)
Ustedes mismos son nuestra carta de recomendación; es una carta escrita en el interior de las personas pero que todos pueden leer y entender. (2º Carta a los Corintios 3, 2)
Nadie puede negar que ustedes son una carta de Cristo, de la que hemos sido instrumentos, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; carta no grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos. (2º Carta a los Corintios 3, 3)