Encontrados 15 resultados para: dondequiera

  • Toda la grasa pertenece a Yavé. Este es un decreto perpetuo de generación en generación, dondequiera que vivan. No comerán grasa ni sangre. (Levítico 3, 17)

  • Ustedes no comerán pan ni granos, tostados o tiernos, hasta el día en que presenten la ofrenda a su Dios. Este será un rito perpetuo, de generación en generación dondequiera que vivan. (Levítico 23, 14)

  • Este mismo día convocarán una asamblea santa; no harán ningún trabajo de trabajador. Es ley perpetua para sus descendientes, dondequiera que habiten. (Levítico 23, 21)

  • No harán, pues, trabajo alguno, es un decreto perpetuo, de generación en generación, dondequiera que habiten. (Levítico 23, 31)

  • Estas serán normas de derecho para ustedes y para sus descendientes, dondequiera que vivan. (Números 35, 29)

  • No te apartes de ella de ninguna manera y tendrás éxito dondequiera que vayas. (Josué 1, 7)

  • Itaí le contestó: «Juro por Yavé y por tu vida que dondequiera que vaya el rey, mi señor, sea para morir o para vivir, allí también estaré yo, tu servidor.» (2 Samuel 15, 21)

  • Atacaremos a David dondequiera que se encuentre; caeremos sobre él como el rocío sobre la tierra, y no dejaremos con vida ni a él, ni a ninguno de los hombres que lo acompañan. (2 Samuel 17, 12)

  • Ustedes estarán a su lado, cada uno con sus armas en la mano, y a todo aquel que quiera atravesar sus líneas lo matarán. Ustedes cuidarán del rey dondequiera que vaya.» (2 Reyes 11, 8)

  • David estableció gobernadores en Aram de Damasco, y los arameos quedaron sometidos a David, pagándole impuestos. Así Yavé hizo triunfar a David dondequiera que iba. (1 Crónicas 18, 6)

  • ¿Y tú reclamas para ti cosas extraordinarias? No reclames tanto, pues voy a descargar calamidades sobre todos los mortales, dice Yavé, pero a ti te concederé la vida. La guardarás como un premio por dondequiera que vayas.» (Jeremías 45, 5)

  • A ti, ¡oh, rey!, el más poderoso entre todos los reyes, Dios te ha dado el reino, el imperio, el poder y la gloria. Los hombres, los animales y los pájaros, dondequiera que habiten, los ha puesto Dios bajo tu mano. Dios te ha hecho su soberano y, por eso, la cabeza de oro eres tú. (Daniel 2, 38)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina