Encontrados 12 resultados para: condenados

  • Eso es lo que quiero y te pido. Pues todos nosotros hemos sido condenados al exterminio, a la matanza y al aniquilamiento. Si sólo hubiésemos sido condenados a ser esclavos o peones, me habría quedado callada, pero resulta que ahora nuestro enemigo no podrá reparar el daño que con ello va a hacer al rey.» El rey la interrumpió para preguntarle: (Ester 7, 4)

  • Pero hemos descubierto que los judíos, condenados a muerte por ese triple criminal, no son malhechores, sino al contrario, se gobiernan por leyes muy justas. (Ester 16, 15)

  • Que hasta ti llegue la queja del prisionero; con tu potente brazo salva a los condenados a muerte. (Salmos 79, 11)

  • para escuchar el gemido del cautivo y liberar a los condenados a muerte, (Salmos 102, 21)

  • Aquí estamos, todavía hoy, en este destierro en que nos dispersaste para ser despreciados, maldecidos y condenados, después de todas las faltas de nuestros padres que se alejaron del Señor Dios nuestro. (Baruc 3, 8)

  • Que no se vea más en adelante a un árbol bien regado que se enorgullezca de su grandeza, o que quiera alcanzar con sus ramas hasta las nubes. Ningún árbol cuyas raíces alcanzan las aguas profundas pondrá su confianza en sí mismo, porque todos están condenados a muerte, todos irán a parar a la morada de los muertos igual que los humanos que descienden a la tumba. (Ezequiel 31, 14)

  • No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. (Evangelio según San Lucas 6, 37)

  • Así lo hice en Jerusalén con los poderes que me dieron los jefes de los sacerdotes: hice encarcelar a muchos creyentes, y cuando eran condenados a muerte, yo di también mi voto. (Hecho de los Apóstoles 26, 10)

  • Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha colocado en el último lugar, como condenados a muerte; somos un espectáculo divertido para el mundo, para los ángeles y para los hombres. (1º Carta a los Corintios 4, 9)

  • Pero si el Señor nos juzga, nos corrige, para que no seamos condenados con este mundo. (1º Carta a los Corintios 11, 32)

  • Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible. (2º Carta a los Tesalonicenses 1, 9)

  • Así serán condenados al fin todos los que no quisieron creer en la verdad porque les gustaba más el mal. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 12)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina