Encontrados 13 resultados para: cambia

  • Pero si la llaga cambia, volviéndose blanca, el afectado ha de presentarse al sacerdote. (Levítico 13, 16)

  • Escucha mi plegaria, mira con bondad a este pueblo y cambia nuestra pena en alegría para que así podamos, ¡oh Señor!, entonar alabanzas a tu Nombre. No dejes que se cierre para siempre la boca de los que ahora te alaban.» (Ester 13, 17)

  • Pero no; cae el monte y la roca se cambia de lugar, (Job 14, 18)

  • No se comparan con ella ni el oro ni el cristal, ni se la cambia por un vaso de oro puro. (Job 28, 17)

  • Pero cambia el desierto en napa de agua y la tierra árida en fuente de agua; (Salmos 107, 35)

  • Tiembla, tierra, en presencia del Señor, en presencia del Dios de Jacob, del que cambia la roca en manantial, y la piedra, en fontana. (Salmos 114, 7)

  • Fue como si los diferentes elementos del mundo intercambiaran sus propiedades, igual como en la cítara la alternancia de los sonidos cambia el ritmo, conservando sin embargo cada nota su propia tonalidad. Y si se examinan los hechos, eso fue justamente lo que pasó. (Sabiduría 19, 18)

  • cambia el bien en mal, te tiende sus trampas, calumnia lo que hay de mejor. (Sirácides (Eclesiástico) 11, 31)

  • Porque él también es hábil en proporcionar desgracias, y no cambia su palabra. Se opondrá a la banda de los malvados y al socorro que esperaban los malos. (Isaías 31, 2)

  • ¿Qué nación cambió sus dioses? -aunque en verdad no son dioses-. Y mi pueblo cambia a su Dios glorioso por algo que no sirve. (Jeremías 2, 11)

  • Reconozcan a Yavé, su Dios, antes que llegue la noche y sus pies tropiecen en las oscuras montañas. Ustedes esperaban la luz, pero él la cambia en sombra de muerte y, luego, en total oscuridad. (Jeremías 13, 16)

  • Busquen a Yavé y vivirán, no sea que él mande fuego sobre la casa de José y la consuma, sin que haya nadie para apagarlo. El formó la Pléyade y Orión, él cambia las tinieblas en aurora y el día claro en noche oscura. (Amós 5, 6)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina