Encontrados 123 resultados para: algún

  • Pasado algún tiempo, Caín presentó a Yavé una ofrenda de los frutos de la tierra. (Génesis 4, 3)

  • Y dijo Saray a Abram: «Ya que Yavé me ha hecho estéril, toma a mi esclava y únete a ella, a ver si yo tendré algún hijo por medio de ella.» Abram hizo caso a las palabras de su esposa. (Génesis 16, 2)

  • También todos los varones de su casa, tanto los nacidos en ella como los esclavos comprados a algún extranjero, fueron igualmente circuncidados con él. (Génesis 17, 27)

  • Algún tiempo después, llegaron noticias a Abrahán de que también Melcá le había dado hijos a Najor, su hermano: (Génesis 22, 20)

  • Te quédarás con él por algún tiempo hasta que se calme el furor de tu hermano, (Génesis 27, 44)

  • Este es el momento: matémoslo y echémoslo en un pozo cualquiera, y diremos que algún animal feroz lo devoró. ¡Ahí vamos a ver en qué quedan sus sueños!» (Génesis 37, 20)

  • Jacob la reconoció y exclamó: «¡Es la túnica de mi hijo. Algún animal feroz lo ha devorado! ¡José ha sido despedazado!» (Génesis 37, 33)

  • José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: «Acuéstate conmigo.» (Génesis 39, 7)

  • El capitán de la guardia encargó a José que los atendiera, y quedaron algún tiempo arrestados. (Génesis 40, 4)

  • Ellos contestaron: «Aquel hombre nos interrogó con tanta insistencia sobre nosotros y nuestra familia: ¿Vive todavía el padre de ustedes? ¿Tienen algún otro hermano? Y nosotros contestamos a esas preguntas. ¿Cómo ibamos a imaginar que nos diría: Tráiganme a su hermano?» (Génesis 43, 7)

  • Cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, dijo a su mayordomo: «Lleva a casa a estos hombres, haz matar algún animal y que se prepare un banquete, porque estos hombres comerán conmigo a mediodía.» (Génesis 43, 16)

  • Algún tiempo después, avisaron a José de que su padre estaba enfermo. Tomó entonces con él a sus dos hijos, Manasés y Efraím, (Génesis 48, 1)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina