Encontrados 26 resultados para: Asia

  • Habían vencido a Antíoco el Grande, rey de Asia, que les presentó batalla con ciento veinte elefantes, con caballería, carros y un ejército muy poderoso. Fue derrotado y, después de caer en sus manos, (1 Macabeos 8, 6)

  • Tolomeo entró entonces en Antioquía y se ciñó la corona de Asia. Tuvo así dos reinos: el de Egipto y el de Asia. (1 Macabeos 11, 13)

  • Trifón deseaba reinar en Asia, ceñirse la corona y deshacerse del rey Antíoco. (1 Macabeos 12, 39)

  • se ciñó la corona de Asia y causó muchos estragos en el país. (1 Macabeos 13, 32)

  • así, por ejemplo, Seleuco, rey de Asia, pagaba de su dinero los gastos de los sacrificios. (2 Macabeos 3, 3)

  • Timoteo, que había sido vencido antes por los judíos, reunió numerosas fuerzas extranjeras y un gran número de caballos traídos de Asia y se presentó con la intención de conquistar Judea por las armas. (2 Macabeos 10, 24)

  • Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia, (Hecho de los Apóstoles 2, 9)

  • Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos, y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia. Se pusieron a discutir con Esteban, (Hecho de los Apóstoles 6, 9)

  • Atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo no les dejó que fueran a predicar la Palabra en Asia. (Hecho de los Apóstoles 16, 6)

  • Hizo esto durante dos años, de tal manera que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como griegos, pudieron escuchar la Palabra del Señor. (Hecho de los Apóstoles 19, 10)

  • Envió a Macedonia a dos de sus auxiliares, a Timoteo y a Erasto, mientras él se quedaba por algún tiempo más en Asia. (Hecho de los Apóstoles 19, 22)

  • Pero como ustedes mismos pueden ver y oír, ese Pablo ha cambiado la mente de muchísimas personas, no sólo en Efeso, sino en casi toda la provincia de Asia. Según él, los dioses no pueden salir de manos humanas. (Hecho de los Apóstoles 19, 26)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina