2. Sólo el pecado habla al impío en el fondo de su corazón; ¡ningún temor de Dios ante sus ojos!

3. Se mira con tan buen concepto, que se niega a admitir su culpa.

4. Sus palabras son fraude y maldad; renunció a ser sensato, a obrar el bien.

5. Hasta en su lecho rumia sus maldades; se obstina en el camino que no es bueno, no renuncia al mal.

6. Señor, tu amor está sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes.

7. Como los altos montes es tu justicia, y tus decretos como los abismos; Señor, tú ayudas a hombres y animales:

8. ¡qué valiosa es tu gracia! A ti acuden los hijos de Adán debajo de tus alas se refugian;

9. se sacian con lo mejor de tu casa, y le quitas la sed en tu río de delicias.

10. En ti se halla la fuente de la vida, y es por tu luz que vemos la luz.

11. Conserva tu amor a los que te conocen, tus premios a los de recto corazón.

12. Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me atrape la mano del impío.

13. ¡Ahí están, cayeron los malhechores, fueron tumbados y no pueden levantarse!





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina