1. Esta es la carta que el profeta Jeremías escribió desde Jerusalén a los ancianos que no habían muerto, sino que estaban cautivos, a los sacerdotes, profetas y al pueblo en general que Nabucodonosor había desterrado de Jerusalén a Babilonia.





“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina