Bíblia Católica
 

Ezequiel, 22

4. La sangre derramada te ha convertido en culpable, te hiciste ídolos y con ello te has ensuciado. Adelantaste tu hora y el término de tus años: te convertiré en la vergüenza de las naciones, en motivo de risa para todos los pueblos.

Versículos relacionados com Ezequiel, 22:

Ezequiel 22 trata sobre la corrupción y los pecados cometidos por los líderes y el pueblo de Jerusalén. Los versos seleccionados a continuación están relacionados con la justicia divina y el juicio de los pecadores:

Amós 5:24: "¡Ejecuta la justicia como un río y la justicia, como una corriente perenne!" Este versículo destaca la importancia de la justicia y la justicia, lo que sugiere que deben fluir libremente y ser constante como un río o un riberato perenne.

Jeremías 7:5-6: "Porque realmente se modifica su conducta y sus acciones; usted está practicando justicia entre cada uno y su vecino; si no oprime al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derraman sangre inocente. En este lugar, no se siguen a otros dioses para tu mal "; Este versículo enfatiza la importancia de la justicia y la amabilidad para los demás y advierte sobre el castigo de seguir a otros dioses.

Salmo 106:3: "Bienaventurados los que observan la ley, lo que practica justicia en todo momento". Este versículo celebra a quienes practican justicia en todo momento, lo que sugiere que Dios los bendecirá.

Proverbios 21:15: "Hacer justicia es alegría para los justos, pero asombro para aquellos que practican la iniquidad". Este versículo sugiere que aquellos que practican justicia encuentran alegría en esto, mientras que aquellos que practican la iniquidad están sorprendidos por la justicia.

Isaías 3:11: "¡Ay de los malvados! Apenas será; por lo que tus manos te han hecho". Este versículo señala que los malvados serán castigados por sus malas acciones y sugiere que sufrirán las consecuencias de lo que hicieron.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina